Dulces típicos de Todos los Santos

Dulces típicos de Todos los Santos

El 1 de noviembre se celebra en España el Día de Todos los Santos, una festividad que hunde sus raíces mas allá del cristianismo y en la que se rinde homenaje a los seres queridos que han fallecido.

Pero no todo es tristeza y llorar a los que ya no están entre nosotros, esta festividad cuenta con una variada y suculenta gastronomía propia que hará las delicias de los más golosos.

En nuestro país hay una gran vinculación entre las fiestas y la gastronomía, si bien es cierto que los dulces de estas fechas pueden tener origen en la costumbre céltica de dejar comida fuera de sus casas para mantener a los espíritus contentos en la festividad del Samhain, fiesta de la que deriva el Día de Todos los Santos.

Cada región tiene sus dulces particulares para esta jornada, pero, sin duda, los buñuelos, los huesos de santo y los panellets son los postres más populares.

Los huesos de santo están elaborados de mazapán (pasta de almendra), que en su forma y color nos recuerdan a un hueso. Están rellenos de un dulce de yema semejante a un hueso con su tuétano. Si bien el empleo del mazapán es un legado del pueblo andalusí, la elaboración de estos dulces se remonta al siglo XVII. Rápidamente pasan a formar parte de la fiesta de Todos los Santos, coincidiendo esta festividad con la recolección de la almendra.

Los buñuelos de viento son bolas de masa elaboradas con harina de trigo, manteca y huevos y que a continuación son fritas en aceite muy caliente. La masa frita puede llegar a doblar su volumen, es por esta razón por las que se les denomina con el apelativo ”de viento”. Pueden ir rellenos con distintas cremas. El origen de los mismos están en el pueblo sefardí, el cual elabora desde el siglo X, para celebrar la Janucá, unos bollos fritos con harina de trigo que denominan bimuelos. La introducción de estos bollos en la celebración de Todos los Santos es una modificación cristiana, por la cercanía con la Janucá judía.

Los panallets son típicos de Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares, Se elaboran con una masa dulce hecha con azúcar, almendra cruda molida, huevo y ralladura de limón, para que tenga una textura más esponjosa. Por el exterior se recubren con clara de huevo, que hace de adherente para colocar una capa de piñones. El conjunto se hornea y se deja enfriar. Datan del siglo XVIII, cuando se usaban como comida bendecida para compartir después de las celebraciones religiosas. Se cree que tienen su origen en el norte de Europa, donde a consecuencia del intenso frío se hacía necesario un alimento rico en calorías para soportar mejor la larga noche de difuntos, pero seguramente proceden de la repostería árabe, dada su composición a base de almendras.

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