Cuarta etapa del duelo: La depresión
En esta cuarta etapa el doliente comienza a comprender la certeza de la muerte y expresa un aislamiento social en el que se rechaza la visita de seres queridos
Se siente tristeza, miedo e incertidumbre ante lo que vendrá. Sentimos que nos preocupamos mucho por cosas que no tienen demasiada importancia mientras que levantarse cada día de la cama se siente como una tarea realmente complicada. Estos sentimientos muestran que el doliente ha comenzado a aceptar la situación. La frase que contiene la esencia de esta etapa es, echo de menos a mi ser querido, ¿por qué seguir?
En esta etapa la atención del doliente se vuelve al presente surgiendo sentimientos de vacío y profundo dolor. Se suele mostrar impaciente ante tanto sufrimiento sintiendo un agotamiento físico y mental que lo lleva a dormir largas horas. Además la irritabilidad y la impotencia toman un gran protagonismo ya que durante esta etapa se enfrenta a la irreversibilidad de la muerte.
Al dejar atrás los intentos de una negociación, el doliente comienza a centrar su mirada en el presente observando el gran vacío que ha dejado esta pérdida y encontrándose con un intenso dolor. Esta etapa depresiva no es un signo de enfermedad mental sino que se trata de una respuesta normal y temporal frente a una pérdida. Se preguntarán una y otra vez si tiene algún sentido continuar sin él o ella. No le sugieras al doliente que mire el lado positivo de esta pérdida y ten paciencia con sus respuestas y reacciones que expresarán una mayor irritabilidad e impotencia. Se trata de una etapa en la que el doliente busca expresar su dolor por lo que es importante que te muestres predispuesto a la escucha y contención aunque respetando también sus momentos de soledad.
Durante esta etapa es importante brindar un espacio en donde el doliente pueda encontrarse con su dolor sin sentirse invadido por los demás.
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